jueves, 24 de abril de 2014

Ruta 6 BTT Vall de Pop + Font de Teix i cima de Morro Blau.

Datos técnicos.

Actividad: Mountain bike.
Ruta: La Serra de l'Aixortà. La Llacuna, el Pla de dalt i Morro Blau.
Dificultad técnica: Muy difícil.
Longitud: 42 km.
Duración aproximada: 4:45 h (con descansos).
Desnivel positivo: 1200 m
Desnivel negativo: 1200 m.
Fecha de realización: 22 de abril de 2014.

Excursión de montaña por excelencia. Dura y con fuerte desnivel de carácter agreste en una de las sierras más extraordinarias de Alicante. Comienza en Castell de Castells y desde el primer momento sientes su dureza. Las vistas desde el observatorio de Morro Blau son espectaculares, desde donde podremos contemplar la majestuosidad de sierra Aitana, la Serrella, Ponoig, Puig Campana, Sanxet, el Salt y el valle de Guadalest.
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Nada más llegar a casa tras la excursión que hicimos en familia hace dos semanas a los Arcos de Castell de Castells, conecté mi portátil para buscar la ruta 6 de btt de la sierra de la Aixortà. Aitana me miraba y se reía porque sin ducharme siquiera, empecé a buscar información. "No lo puedes evitar, ¿eh?" me decía. Aquella sierra me cautivó y las fuertes pendientes de la pista forestal que nos llevó hasta la Font de Teixos me atrajeron como un imán.
 
Recopilé la información y puse fecha para hoy día 22. Luismi causaría baja lamentablemente una vez más y quedamos Chicho y yo. A las 06:00 horas me recogió en casa, cargamos la bici en el Thule y nos fuimos a El Campello a tomar el cortadito de rigor.
 
Nos dirigimos por la N-332 hacia Benidorm, desviándonos en la salida de la Nucía. Seguimos hacia Callosa de en Sarrià y Bolulla, introduciéndonos en el Valle de Tárbena hasta llegar al pueblo que lleva su nombre. Pasado el pueblo de Tárbena nos desviamos a la izquierda hacia Castell de Castells por la CV-752. Estacionamos a la entrada del pueblo frente al Hotel Serrella (fachada de color verde en la parte izquierda de la carretera). Frente a él hay un cartel informativo del Centro BTT de la Vall de Pop, donde están reflejadas las rutas. Por cierto, en seguida vimos la siguiente: La nº 8.
 
 
Castell de Castells es un pequeñito pueblo con encanto rodeado de montañas con gente muy afable. Les faltó tiempo para acompañarme a la panadería del pueblo cuando le pregunté a un vecino.
 
Tras hacernos el bocata con pan de pueblo iniciamos la ruta. Chicho preguntó:

- "¿Llevas las reseñas?"
- Sí, en mi cabeza. Contesté.

Puso gesto de incredulidad pero me siguió con resignación con la esperanza de no perdernos. Yo sabía que la ruta estaba señalizada con postes de madera, pero pronto descubrimos que no en todos los cruces.
 

En esta ocasión Chicho anduvo sobrado de fuerzas. Desde que le pagan por montar en bici se ha puesto fuerte. Ya no llora tanto. Trabajar 8 horas encima de la bici tiene que notarse por narices. Yo sin embargo no he parado, pero lo que es montar en bici, nada de nada desde la ascensión al Mulhacén. Desgraciadamente la condición física de la bici tiene memoria de pez y ya sabéis cómo funciona esto, en cuanto bajas la forma, te pierden el respeto. Una buena ruta para ponerse las pilas.
 
 
Empezamos pedaleando por la CV-752 con dirección Tárbena. A los 500 m en el segundo cruce a la derecha encontramos el primer poste de la ruta nº 6 y sin darnos tiempo a calentar comenzó el desnivel. Seguimos por pista forestal en buen estado, vigilados por El Castellet de la Serrella a nuestra derecha hasta el coll del Pouet,  donde vimos las primeras vistas de Aitana, Puig Campana...
 
 
 
 
El entorno es precioso, plagado de pinos y arbustos con flores multicolores. Conforme ganábamos altitud las vistas fueron más espectaculares si cabe, apareciendo ante nosotros la pared de la cima de Aixortà con el Bernia de telón de fondo perfilándose sobre el cielo azul, con unas nubes juguetonas que nos ofrecieron postales chulísimas.
 
 
 
 
 
Ahora la pista descendía ligeramente. Llegamos al cruce por donde la ruta 6 gira hacia la izquierda, pero nosotros decidimos alargarla 13 km (ida y vuelta) para almorzar en la Font de Teixos y ascender al Morro Blau.
 
 
 
A las 10:000 horas llegamos a la Font de Teixos a almorzar.
 


 
Tras el almuerzo, seguimos la pista con dirección al observatorio. Salimos del refugio girando 180º por la pista y tras una ligera bajada vendrá un cruce en el que iremos por el de la derecha. Ambos llegan al Morro Blau, pero es más conveniente ir por la derecha. El de la izquierda tiene mucha piedra suelta en su parte final.
 
 
Fastidiamos el descanso de unas cabras que estaban plácidamente tumbadas en medio del camino. Amablemente se retiraron  mirándonos con curiosidad.
 


Hacer esta variante en la ruta 6 ha sido todo un acierto. La panorámica es absolutamente increíble, pudiendo observar desde el Bernia hasta la Serrella, con Benidorm y playa del Albir.



Llegando a Morro Blau...

 

 
Después de contemplar las fantásticas vistas, comenzamos a bajar con el Bernia frente a nosotros, retornando a la Font de Teixos hasta el cruce donde nos desviamos.
 
  

 
La bajada hasta el inicio de la ruta del los Arcos de Castell de Castells fue una gozada. Todo por pista forestal en buen estado. Dejamos atrás el frondoso bosque de pinos y empezaron los bancales con almendros. En otoño con la floración de los almendros debe ser precioso.

 
Y éste, el payasete que os comentaba que tenemos en el grupo para reírnos.
 
 
Poco después llegamos a la carretera a la altura del km 7 de la CV-752 donde encontramos otro cartel de la ruta 6. Seguimos por la carretera 1,5 km hasta que encontramos una pista forestal a la derecha, donde hay otro cartel de la ruta. A los 200 m encontramos un cruce sin indicaciones, pero seguimos por la derecha. Por los km que llevábamos en nuestro cuenta kilómetros nos faltaban 6 km para concluir la ruta. La pista seguramente nos llevaría en poco tiempo a Castell de Castells.
 
 
Había algo que nos desconcertaba. En la catalogación de la ruta indicaba que era muy difícil, reservada sólo para expertos. Cierto era que la subida había sido dura pero veíamos desproporcionada dicha clasificación, pero claro, esto no había acabado. Seguíamos subiendo y subiendo viendo Castell de Castells a nuestra izquierda al fondo del valle. Cada vez nos alejábamos más hasta quedar detrás de nosotros cuando ya habíamos concluido los kilómetros de la ruta. Algo no encajaba. ¿Dónde nos habíamos confundido?
 


Comenzamos a bajar, pero bajar de verdad. Ahora nos cuadraba la advertencia del centro btt. La bajada era técnica, con piedra suelta y acusada pendiente. Pero estábamos pasados de kilómetros

 
 
Durante la bajada hay que extremar las precauciones.

 
Tras la larga y pronunciada pendiente con piedra suelta llegamos por fin a la carretera. Me quedó claro que el sentido de la ruta era el que habíamos hecho. Hacerla al contrario era imposible. Nadie podría subir por ahí con tanta piedra. Ahora todo encajaba en la clasificación de la ruta.
 

Giramos hacia nuestra izquierda yendo por carretera 6 km hasta llegar a Castell de Castells.

 
Nada más llegar, fuimos a mirar el plano de la ruta y en seguida vimos que la ruta 6 se desviaba a la izquierda sin llegar a pasar por la Font de Teixos y subir hasta el observatorio de Morro Blau. Por lo tanto nos salieron 13 km más lo que sin duda clavó la ruta. Las vistas desde allí merecieron la pena, aunque desde el principio tuve claro que subiríamos hasta allí.
 
                                                      

Chicho hablando con su cari.


Y ya en el bar de la plaza de la iglesia. Buen trato, buena comida y mejor precio. 8 € menú.


 
 






viernes, 18 de abril de 2014

Mulhacén en bici desde el mar.

En una de mis entradas en el blog hablaba de las 10 razones para practicar montañismo, En una de ellas hacía mención a la motivación. Éste post es un ejemplo claro, pues después de mucho tiempo sin hacer mountain bike se me ocurrió un nuevo reto: subir el Mulhacén en btt. Son muchas veces las que he subido allí, en verano e invierno y por todas sus vertientes: por siete lagunas, Capileira, desde el Veleta y por la Vereda de la Estrella. Hemos dormido en su cima varias veces, pero nunca habíamos subido en bici.
Dicho y hecho. Lo propuse a mis amigos, que me dicen sí a todo y pusimos fecha para el 15 de julio del pasado año. ¿Veis lo que decía de la motivación? Bastó tener un reto para ponerme a entrenar a tope. Empecé a estudiar la logística y viendo blogs vi que casi todo el mundo empezaba desde Capileira, pero si íbamos a subir el techo de la península ibérica me parecía poco meritorio hacerlo desde 1429 m de altitud. ¿Por qué no empezar desde el mar? Esto ya eran palabras mayores, pero seguí mirando y ya habían otros locos que lo habían hecho antes. Volví a llamar a mis colegas. ¿Sabéis qué dijeron? "¡Sí!" Serían 160 Km y 4100 m de desnivel positivo, como para no entrenar.


Llegó el día. Salimos desde Elche Chicho, Luismi, Coves y yo. En Crevillente nos juntaríamos con Manu y con Heras (lo de Heras porque pesaba 50 kg y tenía menos pulsaciones que peso) y pusimos rumbo a Motril. Como siempre el viaje transcurrió con risas e ilusión por el reto que íbamos a realizar. Llegamos a las 21:00 horas al hostal que teníamos reservado. Nos asaltaron las dudas. Empezamos todos a mirarnos, o mejor dicho, empezaron a mirarme a mí. Porque esto es así, te curras tu la logística y si sale bien eres bueno, pero si no... Chicho apuntó que "cinco euricos más en el hostal no habría pasao na", pero las risas que echamos valieron la pena. Para empezar la foto que sigue a continuación nos la hizo un cliente que llevaba una chufa como un piano.


La recepción del hostal no tuvo desperdicio y de la recepcionista ni hablamos. Tras tomarnos los datos preguntamos si podíamos dejar las bicis en lugar seguro y nos dijeron que sí. En esos momentos bajaron "dos pintas" de las habitaciones que no veas. Todos nos miramos y preguntamos de nuevo: ¿pero estarán seguras las bicis...? Con reservas nos fuimos a cenar a Motril.


Había mucho ambiente por las calles pero somos chicos buenos y con la que nos esperaba al día siguiente lo más prudente era volver al Resort a dormir con la esperanza que todavía estuvieran nuestras bicis. Al llegar no pudimos reírnos más. De hecho hay un video muy bueno que por respeto a esas personas no cuelgo, pero nos revolcamos por las escaleras con dolor de estómago desternillados de risa al ver a Manu como leía las poesías de Sonia. Leía y leía pero la rima no venía. En fin, un buen rato aquel.
A las 06:00 horas sonó el despertador y... ¡estaban las bicis!, desayunamos y preguntamos por dónde se iba a la playa. Había que hacerse la foto junto al mar.


A las 07.30 horas comenzábamos a pedalear a un ritmo muy cómodo conscientes que teníamos por delante 80 km de subida. Hasta Capileira sería todo asfalto con pendientes constantes pero moderadas. Dejando el mar detrás de nosotros a Vélez de Benaudalla.



Y así seguimos subiendo atravesando pueblos hasta introducirnos en las Alpujarras teniendo como telón de fondo el Veleta.




Y empezaron los primeros achaques, pero ahí había una mano amiga...


Realizamos una parada para repostar agua en una fuente. El Negre no tenía buen día. Bebimos un poco de agua para ver si se recuperaba un poco.


En esta foto que sigue a continuación paramos para que el Negre rezara a la Meca. No podía más. Era obvio que tenía mal día. Decía que se volvía pero aminoramos la marcha y fuimos animándolo hasta el bar. Con el bocata y unas birras vería las cosas de otro modo, aunque cuando dice de verlas negras hace honor a su apodo.


Almorzamos en el Café Europa. Buen bocata y buen precio. Esto no pintaba bien, el Negre no miraba ni a la cámara...


Venga Negre, ¡anímate tío! pero era evidente que costaba sacarle una sonrisa.



Tras el cortado de rigor, seguimos hacia Capileira confiando en que el Negre continuase.




Pasamos Capileira y se acabó por fin el asfalto. A los 3 km de pista forestal el Negre dijo que se volvía al Hotel con piscina que había visto en Capileira. Muy a nuestro pesar, respetamos su decisión conscientes de lo difícil que le resultaba abandonar. Tenía tanta ilusión como nosotros pero hoy no era su día y hasta la cima quedaba un buen trecho. Otra vez será Negre. Nos despedimos de él y seguimos pedaleando viendo ya las primeras nieves.




Las vistas eran espectaculares. Que sensación estar pedaleando por encima de los 3000 metros. Ya estábamos llegando a la Caldera. A partir de aquí ya no era ciclable. ¿Qué haríamos los 400 m restantes hasta la cima? Nos advirtieron que si nos veían los forestales nos denunciarían.



Soy una persona que no me gusta saltarme las leyes, pero también soy  muy empecinado en mis propósitos y si habíamos dicho que subiríamos en bici, así lo haría. Nadie nos dijo que no se pudiera arrastrarla o llevarla a cuestas. Finalmente fuimos tres los valientes: Heras, Luismi y yo.



Esto es una de las cosas más duras que hice en mi vida. Subir este tramo arrastrando la bici fue muy exigente, pero tenía que subir hasta el pilón. Manu me miraba unos metros más arriba y me decía "si me había pagado algo Mérida". Doscientos metros atrás venían Chicho y Luismi con la bici. El resto la dejó en la Caldera.


Esta fotografía de grupo nos la hizo un australiano que se quedó atónito al vernos aparecer con nuestras bicicletas, bueno, no todos. Le faltó pedirnos un autógrafo. Posiblemente contara por Australia que unos españoles locos subían a picos de 3000 metros con la bici.

 

¿Qué es esto? ¿Y la bici de Luismi? Pues se quedó a medio camino entre la Caldera y la cima. ¡Claudicó como una perra! Me he metido poco contigo amigo pero no se me ha olvidado. Jajaja.


Imagen de la cima con la laguna de la mosca al fondo. En esta laguna Luismi y yo nos bañamos el año anterior, pero esto es otra historia que ya contaré.


Comimos algo y disfrutamos de las siempre fantásticas vistas desde el Mulhacén. Ahora quedaba lo mejor: ¡80 km de bajada!.


Después de 10 horas pedaleando llegamos al refugio de Poqueria. Estaba a tope. Todos echábamos de menos al Negre.

 

Nos levantamos a las 08:00 horas. Desayunamos tranquilamente y comenzamos a bajar. ¡Qué gusto de bajadón


Pero un pinchazo nos hizo parar, pero ahí estaba Heras, que cambió la rueda a una velocidad pasmosa.





Llegamos a Capileira y seguimos hacia Motril con el Negre, que por cierto, se notaba que estaba fresco. Se notaba que había pasado el día en la tumbona de la piscina. Paradita a almorzar.


Por fin llegamos a Motril y por supuesto que lo celebramos con unas buenas birras acompañadas de buenas tapas granadinas.


Después fuimos de nuevo a ver a la Sonia. Negociamos con ella la ducha y nos fuimos para Alicante. Objetivo conseguido.