viernes, 18 de abril de 2014

Mulhacén en bici desde el mar.

En una de mis entradas en el blog hablaba de las 10 razones para practicar montañismo, En una de ellas hacía mención a la motivación. Éste post es un ejemplo claro, pues después de mucho tiempo sin hacer mountain bike se me ocurrió un nuevo reto: subir el Mulhacén en btt. Son muchas veces las que he subido allí, en verano e invierno y por todas sus vertientes: por siete lagunas, Capileira, desde el Veleta y por la Vereda de la Estrella. Hemos dormido en su cima varias veces, pero nunca habíamos subido en bici.
Dicho y hecho. Lo propuse a mis amigos, que me dicen sí a todo y pusimos fecha para el 15 de julio del pasado año. ¿Veis lo que decía de la motivación? Bastó tener un reto para ponerme a entrenar a tope. Empecé a estudiar la logística y viendo blogs vi que casi todo el mundo empezaba desde Capileira, pero si íbamos a subir el techo de la península ibérica me parecía poco meritorio hacerlo desde 1429 m de altitud. ¿Por qué no empezar desde el mar? Esto ya eran palabras mayores, pero seguí mirando y ya habían otros locos que lo habían hecho antes. Volví a llamar a mis colegas. ¿Sabéis qué dijeron? "¡Sí!" Serían 160 Km y 4100 m de desnivel positivo, como para no entrenar.


Llegó el día. Salimos desde Elche Chicho, Luismi, Coves y yo. En Crevillente nos juntaríamos con Manu y con Heras (lo de Heras porque pesaba 50 kg y tenía menos pulsaciones que peso) y pusimos rumbo a Motril. Como siempre el viaje transcurrió con risas e ilusión por el reto que íbamos a realizar. Llegamos a las 21:00 horas al hostal que teníamos reservado. Nos asaltaron las dudas. Empezamos todos a mirarnos, o mejor dicho, empezaron a mirarme a mí. Porque esto es así, te curras tu la logística y si sale bien eres bueno, pero si no... Chicho apuntó que "cinco euricos más en el hostal no habría pasao na", pero las risas que echamos valieron la pena. Para empezar la foto que sigue a continuación nos la hizo un cliente que llevaba una chufa como un piano.


La recepción del hostal no tuvo desperdicio y de la recepcionista ni hablamos. Tras tomarnos los datos preguntamos si podíamos dejar las bicis en lugar seguro y nos dijeron que sí. En esos momentos bajaron "dos pintas" de las habitaciones que no veas. Todos nos miramos y preguntamos de nuevo: ¿pero estarán seguras las bicis...? Con reservas nos fuimos a cenar a Motril.


Había mucho ambiente por las calles pero somos chicos buenos y con la que nos esperaba al día siguiente lo más prudente era volver al Resort a dormir con la esperanza que todavía estuvieran nuestras bicis. Al llegar no pudimos reírnos más. De hecho hay un video muy bueno que por respeto a esas personas no cuelgo, pero nos revolcamos por las escaleras con dolor de estómago desternillados de risa al ver a Manu como leía las poesías de Sonia. Leía y leía pero la rima no venía. En fin, un buen rato aquel.
A las 06:00 horas sonó el despertador y... ¡estaban las bicis!, desayunamos y preguntamos por dónde se iba a la playa. Había que hacerse la foto junto al mar.


A las 07.30 horas comenzábamos a pedalear a un ritmo muy cómodo conscientes que teníamos por delante 80 km de subida. Hasta Capileira sería todo asfalto con pendientes constantes pero moderadas. Dejando el mar detrás de nosotros a Vélez de Benaudalla.



Y así seguimos subiendo atravesando pueblos hasta introducirnos en las Alpujarras teniendo como telón de fondo el Veleta.




Y empezaron los primeros achaques, pero ahí había una mano amiga...


Realizamos una parada para repostar agua en una fuente. El Negre no tenía buen día. Bebimos un poco de agua para ver si se recuperaba un poco.


En esta foto que sigue a continuación paramos para que el Negre rezara a la Meca. No podía más. Era obvio que tenía mal día. Decía que se volvía pero aminoramos la marcha y fuimos animándolo hasta el bar. Con el bocata y unas birras vería las cosas de otro modo, aunque cuando dice de verlas negras hace honor a su apodo.


Almorzamos en el Café Europa. Buen bocata y buen precio. Esto no pintaba bien, el Negre no miraba ni a la cámara...


Venga Negre, ¡anímate tío! pero era evidente que costaba sacarle una sonrisa.



Tras el cortado de rigor, seguimos hacia Capileira confiando en que el Negre continuase.




Pasamos Capileira y se acabó por fin el asfalto. A los 3 km de pista forestal el Negre dijo que se volvía al Hotel con piscina que había visto en Capileira. Muy a nuestro pesar, respetamos su decisión conscientes de lo difícil que le resultaba abandonar. Tenía tanta ilusión como nosotros pero hoy no era su día y hasta la cima quedaba un buen trecho. Otra vez será Negre. Nos despedimos de él y seguimos pedaleando viendo ya las primeras nieves.




Las vistas eran espectaculares. Que sensación estar pedaleando por encima de los 3000 metros. Ya estábamos llegando a la Caldera. A partir de aquí ya no era ciclable. ¿Qué haríamos los 400 m restantes hasta la cima? Nos advirtieron que si nos veían los forestales nos denunciarían.



Soy una persona que no me gusta saltarme las leyes, pero también soy  muy empecinado en mis propósitos y si habíamos dicho que subiríamos en bici, así lo haría. Nadie nos dijo que no se pudiera arrastrarla o llevarla a cuestas. Finalmente fuimos tres los valientes: Heras, Luismi y yo.



Esto es una de las cosas más duras que hice en mi vida. Subir este tramo arrastrando la bici fue muy exigente, pero tenía que subir hasta el pilón. Manu me miraba unos metros más arriba y me decía "si me había pagado algo Mérida". Doscientos metros atrás venían Chicho y Luismi con la bici. El resto la dejó en la Caldera.


Esta fotografía de grupo nos la hizo un australiano que se quedó atónito al vernos aparecer con nuestras bicicletas, bueno, no todos. Le faltó pedirnos un autógrafo. Posiblemente contara por Australia que unos españoles locos subían a picos de 3000 metros con la bici.

 

¿Qué es esto? ¿Y la bici de Luismi? Pues se quedó a medio camino entre la Caldera y la cima. ¡Claudicó como una perra! Me he metido poco contigo amigo pero no se me ha olvidado. Jajaja.


Imagen de la cima con la laguna de la mosca al fondo. En esta laguna Luismi y yo nos bañamos el año anterior, pero esto es otra historia que ya contaré.


Comimos algo y disfrutamos de las siempre fantásticas vistas desde el Mulhacén. Ahora quedaba lo mejor: ¡80 km de bajada!.


Después de 10 horas pedaleando llegamos al refugio de Poqueria. Estaba a tope. Todos echábamos de menos al Negre.

 

Nos levantamos a las 08:00 horas. Desayunamos tranquilamente y comenzamos a bajar. ¡Qué gusto de bajadón


Pero un pinchazo nos hizo parar, pero ahí estaba Heras, que cambió la rueda a una velocidad pasmosa.





Llegamos a Capileira y seguimos hacia Motril con el Negre, que por cierto, se notaba que estaba fresco. Se notaba que había pasado el día en la tumbona de la piscina. Paradita a almorzar.


Por fin llegamos a Motril y por supuesto que lo celebramos con unas buenas birras acompañadas de buenas tapas granadinas.


Después fuimos de nuevo a ver a la Sonia. Negociamos con ella la ducha y nos fuimos para Alicante. Objetivo conseguido.

3 comentarios:

  1. Pedazo de ruta y de entrada. He visto tu enlace en el foro montañero. Gracias por darlo a conocer, pues me ha gustado mucho.
    Mi pareja tiene un blog en el que yo colaboro, y con tu permiso te lo voy a dejar, por si te apetece.
    http://isabelcaceres-caminosycaos.blogspot.com.es/

    Gracias, y seguimos en contacto.

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    1. Hola Franeto. Me alegro que te haya gustado. Por supuesto que miraré vuestro blog. Soy nuevo en esto y la verdad es que alegra cuando reconocen el curro que lleva, sobre todo cuanto se trata de gente que ni conoces. Gracias y un saludo.

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  2. Gran rutón....cuando lo volvemos a repetir???

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