martes, 12 de agosto de 2014

GR-11 Transpirenaica a pie (2ª parte)

INTRODUCCIÓN

Desde el mismo momento que subimos al bus el año pasado para regresar a casa, empezamos a pensar en  nuestro segundo viaje, por lo menos Luismi y yo. Diego sin embargo no se pronunciaba. Nos conocíamos lo suficiente para interpretar aquellos silencios.

Realizar esta aventura por etapas, por razones obvias (familiares, laborales y económicas) lleva implícito el aliciente de continuar al año siguiente. En esta ocasión elegimos el mes de septiembre. Durante el verano está todo mucho más saturado y el trabajo tampoco nos lo permitía. Después de la experiencia del año anterior, dejamos la tienda y el saco de dormir en casita. Ya no más penurias. El pernoctar en refugios u hoteles fue otro de los motivos por los que tuvimos que adelantar el viaje. En el mes de octubre muchos establecimientos cierran o sólo abren los fines de semana.

Este año iríamos Luismi y yo. Diego se había enamorado y estaba en otros menesteres. Miguel tuvo que renunciar por el estado de salud de su madre, que afortunadamente todo salió bien. No obstante, casi abortamos el viaje al sufrir mi espalda una crisis aguda de lumbalgia. Una razón más para reducir el peso de la mochila del año anterior.


PREPARACIÓN DEL VIAJE

Cómo no, la logística me correspondería de nuevo a mi, que como ya sabréis asumo de buen gusto. Luego mi compañero se sorprende cómo puedo acordarme de todos los detalles.... Muchas veces comienza a caminar y no sabe a dónde va, dónde dormirá o comerá... Voy a plantearme cobrar honorarios jajaja. Para postre, como tiene memoria de pez, tiene el blog para recordarlo todo.

- Transporte.- Este año todo resultó más fácil. Viajaríamos de nuevo en autocar con la empresa Bilman Bus por la noche por aquello de optimizar el tiempo. Nos permitiría llegar a primera hora del lunes y empezar a caminar desde Isaba.

Horarios Bus Alicante - Pamplona:
- Origen Alicante. Salida a las 08:15 horas. Destino Pamplona. Llegada a las 18:10 horas.
- Origen Alicante. Salida a las 20:20 horas. Destino Pamplona. Llegada a las 05:35 horas.

Precio: 38,05€ por trayecto. (Ida y vuelta no hay descuento).

El trayecto desde Pamplona a Isaba era difícil hacerlo en transporte público. Una vez más optaríamos por el taxi. Más costoso pero también más rápido.  No concertamos nada con ningún taxista puesto que en la estación de bus de Pamplona habrían de sobra.

El viaje de retorno una vez finalizada la ruta en Pineta no era menos complicada y exenta de numerosos trasbordos. A groso modo y lo que puedo recordar fue de la siguiente manera: Taxi desde el refugio de Pineta hasta Bielsa (taxista Miguel. Me facilitaron su número por teléfono el guardés del refugio). Nos dejaría en la plaza del pueblo desde donde otro bus nos llevaría hasta Aínsa (ver horarios porque no hay bus todos los días). Desde aquí de nuevo en bus a Barbastro para enlazar en la estación de autobuses con otro autocar a Huesca. Finalmente otro nos llevaría finalmente hasta Zaragoza. Este es el inconveniente del transporte público. Desde las 06:00 de la mañana llegábamos a Zaragoza a las 15:00 horas.

Zaragoza era la ciudad más cercana para regresar a Alicante en autobús sin escalas. También contaba con suficientes atractivos como para visitarla. La conocía de sobra, pero no me importaba repetir. Nos gustó la experiencia de hacer un poquito de turismo para finalizar el viaje.

El viaje de regreso a Alicante lo haríamos en bus con la empresa de autobuses Jiménez.

Horarios Bus Zaragoza - Alicante:
- Origen Zaragoza. Salida a las 08:00 horas. Destino Alicante. Llegada a las 15:30 horas.
- Origen Zaragoza. Salida a las 15:30 horas. Destino Alicante. Llegada a las 23:00 horas.

Precio 31,43€ por trayecto. (Ida y vuelta no hay descuento).

- Alojamiento.- El prescindir de tienda de campaña y por supuesto saco de dormir, aislante y demás equipo necesario para pernoctar implicó mayores quebraderos de cabeza en cuanto a la logística se refiere. No en todos los finales de etapa habían refugios o pueblos donde buscar un hotel o casa rural por lo que hubo que recurrir una vez más al taxi. En aquellos puntos donde no había refugio guardado concertaríamos un punto de encuentro con un taxista que nos recogería y trasladaría hasta el refugio, retornándonos de nuevo al día siguiente al mismo punto para continuar la ruta. 

Nos alojamos en refugios, hoteles y casas rurales. Esto prometía. Nada que ver con el año anterior. Las reservas hubo que hacerlas con antelación suficiente, especialmente aquellas que coincidían en fin de semana. Cuando se trataba de refugios como el  caso de Góriz, que siempre está hasta los topes, me anticipé hasta tres meses.

Importante: Antes de formalizar todas las reservas es conveniente asegurarse telefónicamente que los establecimientos estarán abiertos. Muchos finalizan temporada a mediados o finales de septiembre o sólo abren durante los fines de semana. Es posible que por ello haya que alargar o acortar las etapas para cuadrar los alojamientos si se prescinde de saco de dormir como en nuestro caso.

- La mochila.- Fuera los mochilones del pasado año. De hecho vendí mi vieja mochila de 70 litros en el trocathlon.  Luismi llevó una de 22 litros (escasa ya que debía llevar forro polar fuera). En mi caso llevé una 35 litros (más que suficiente). El equipo fue el siguiente:
  1. Mochila y funda lluvia.
  2. Botas.
  3. Zapatillas.
  4. 3 pares de calcetines.
  5. Polainas.
  6. Pantalón trekking largo.
  7. Malla pirata.
  8. Malla larga.
  9. 3 calzoncillos.
  10. 2 camisetas manga corta.
  11. 2 manga larga (una térmica).
  12. Chaleco cortaviento.
  13. Forro polar.
  14. Chaqueta gore-tex.
  15. Guantes.
  16. Guantes bici para bastones.
  17. Bastones.
  18. 2 bragas cuello.
  19. Gorro ligero.
  20. Gorra.
  21. Gafas sol.
  22. Saco sábana. (Conveniente por higiene en refugios). Los de seda pesan 300 g.
  23. Toalla. (De las de piscina que secan rápido, pesan poco y ocupan menos).
  24. Bolsa de aseo. (De la marca Dove lleva de todo y de tamaño reducido).
  25. Navaja multiusos.
  26. Frontal. (Con pilas alcalinas nuevas).
  27. Cámara fotográfica y cargador.
  28. Trípode cámara. (Viene bien para fotos de grupo. Hay unos pequeños por 3€).
  29. Planos.
  30. Bolsa hermética con DNI, tarjeta federativa, tarjeta crédito y tarjeta sanitaria.
  31. Botella plástico 1,5 l. (Las de Solan de Cabras son resistentes, pesan poco y boca ancha para llenado en ríos y fuentes).
  32. 2 geles antipájaras.
  33. Botiquín: polvos desodorante pies (mantienen pie seco y evitan olor), protector solar y labial, tapones oídos (de espuma para dormir), compeed de varios tamaños, pastillas anti inflamatorio (enantiun), pastillas alergia, ventolín, crema radiosail y tiritas.
 La mochila pesaba 8 kg. Esto era más razonable. Con comida, agua y demás no superaría los 10 kg.

- Presupuesto.- El coste total del viaje fue de 550€ incluyendo todo a excepción de unas botas que tuvimos que comprar (transportes, alojamientos, comida, etc). Este año éramos dos personas por lo que los gastos del taxi saldrían más caros. Igualmente las habitaciones dobles eran más costosas que las triples. Aún así 220€ más que el año pasado no era dinero para todo lo que hicimos. Dormir y comer bien merecían la pena ese incremento, por no hablar de las duchas.
                                         ___________________________________________

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA

Un día antes del viaje recibí una llamada telefónica del alojamiento que teníamos concertado en Candanchú diciéndome que habían tenido una avería importante de fontanería y no podríamos hospedarnos. ¡No daba crédito! Fue difícil encontrar alojamiento como para a dos días vista decirnos esto. Ya estaba todo cerrado. Partiríamos al día siguiente e improvisaríamos sobre la marcha.

Tras despedirnos de nuestras chicas, subimos al autobús a las 20:20 horas. Este año me resultaba más difícil dejar sola a Aitana. Bueno..., no tan sola. Habíamos sido papis hacía 4 meses de nuestra pequeña Olivia. Por lo tanto, las echaría doblemente de menos. ¡8 días sin bañar a mi pequeña! uffff. Sería duro, pero todos los papás sabréis las responsabilidades que implica la paternidad. Era un afortunado por irme de vacaciones a los Pirineos con mi amigo. Todo ello gracias a Aitana. Sin su apoyo y comprensión no habría podido. Mi mujer no comparte este deporte al nivel que yo lo practico, pero me apoya y respeta como nadie lo ha hecho nunca.

Nos despedimos una vez más a través de la ventanilla y nos fundimos en un abrazo al partir el autobús conscientes que nuestro viaje podía haberse ido al traste.

Hicimos paradas en Benidorm y Valencia para recoger pasajeros. En Monreal de Campo paramos a cenar. Vimos alguna peli y antes del amanecer llegamos a Pamplona. No había ninguna cafetería abierta para desayunar por lo que fuimos a la línea de taxis para irnos a Isaba. ¡Sorpresa! ¡Tarifa nocturna! Estábamos en horario nocturno y las tarifas del servicio eran sustancialmente más elevadas. ¡Ufff! Intentamos convencerlos pero no hubo forma. Esperamos una hora aproximadamente hasta que un taxista decidió llevarnos a pesar de faltar todavía 45 minutos. Creo recordar que fueron 160€.

A las 07:15 horas estábamos en Isaba y..., comenzó a llover. Preguntamos al único vecino que vimos por una cafetería y nos indicó una que abría pronto.

- ETAPA 1.- Isaba - Zuriza - Guarrinza (26,5 km 10h)

Tras desayunar y hablar con nuestras "caris" empezamos a caminar aprovechando que había dejado de llover. Antes de salir de Isaba ya buscamos un soportal para pertrecharnos con el equipo de lluvia. Ahora lo hacía con fuerza. Teníamos una larga jornada por delante. Habíamos decidido juntar dos etapas. El Camping de Zuriza no tenía albergue. Guarrinza realmente era una explanada con algunos corrales para animales donde veríamos otros montañeros que durmieron en una casa abandonada, pero este año nosotros íbamos de señoritos. Todo estaba previsto y acordado con Miguel, un taxista de la zona que nos llevaría al albergue Borda Bisáltico.  

Salimos del pueblo en dirección este por las calles Barrikata y Burgiberri hasta el cartel informativo del inicio de nuestra primera etapa.               
                         

Pasamos junto a la ermita de Belén. Caminamos por un viejo camino por la margen derecha del río Belabarze hasta enlazar con una pista forestal hasta las Ateas de Belabarze sin parar de llover. 



Cualquiera pensaría que la lluvia nos fastidiaría la ruta. Nada más lejos de la realidad. A las imágenes me remito donde se puede ver la cara de felicidad que ambos tenemos. Era el tiempo propio de la estación del año. Si aquello estaba tan verde no era precisamente por la escasez de agua. Además, ¿por qué no decirlo? ¡Nos encantaba! 


La lluvia nos dio tregua y seguimos eso sí, bajo el cielo encapotado. Como habíamos unido dos etapas decidimos desviarnos por la alternativa de evita la cumbre Ezkaurre. No era propio de nuestra filosofía ya que siempre optamos por lo más duro y exigente, pero el viaje, las escasas horas de sueño y la larga jornada, aconsejaban seguir por el interior de la foz hasta el final de la pista. Seguimos las señales por la antigua calzada que unía Isaba con Belabarze.
Nos desviamos unos metros para ver una cascada que estaba indicada en el camino.
                           

                            

Caminamos por el interior del frondoso bosque donde habían todavía algunos tramos empedrados de la antigua calzada. Volvíamos de nuevo a aquellos bosques repletos de árboles centenarios por cuyos troncos ascendía el verde musgo. Sus raíces asomaban entre el manto de hojas caídas, resultando muy resbaladizo con la lluvia. Entre el cielo cubierto de nubes y la espesura de aquellos bosques el flash de la cámara se disparaba automáticamente por la oscuridad.



 No hubiera resultado extraño ver a David el Ghomo por aquellos lares.


                         
¡Qué pequeño e insignificante me sentía entre aquellos ejemplares! Transcurrían minutos en silencio mientras caminábamos escuchando la naturaleza admirados de tanta belleza.


Luismi rompiendo el silencio del bosque con un grito de gozo...





Alcanzamos el puerto de Argibiela. Navarra quedó atrás y nos adentramos en Huesca. Cruzamos la carretera que unía Isaba y Zuriza donde unas vacas nos miraron con curiosidad.




Finalmente llegamos a Zuriza. Aprovechamos para almorzar y tomarnos la primera birra.


Tras el café continuamos camino por pista forestal pasando por varios corrales de ganado.




Sustituimos el tonel de mi padre del año anterior por una bota. Mucho más ligera. Con aquel tiempo otoñal apetecía un montón.



Ascenderíamos todo el valle hasta el collado. La senda había que intuirla siguiendo algunos mojones cuando los había y de uvas a peras se distinguía alguna marca de GR con la pintura casi imperceptible.  Teníamos claro que nuestro objetivo era el collado de Petraficha (1961 m). Nos cruzamos con dos montañeros, los únicos de todo el día, que nos confirmaron ir por el buen camino.




Aprovechamos la subidita para apretar el ritmo hasta el collado. Somos así. Como decía "Garijo" íbamos en contra de la lógica. "La gente baja el ritmo en las subidas y vosotros apretáis. No entiendo nada". Estuvo bien para sudar un poco y librar con nuestras conciencias el no ascender al pico Ezcaurre, que sin desviarnos del GR-11 sí implicó un atajo de la primera etapa.
Cómo echábamos de menos a Diego en estas subidas. Esos sudores y miradas de "odio" preguntándose: "¿Qué coño hago yo aquí con estos dos zumbaos?"
Por cierto, Garijo no volvió a salir con nosotros. Hemos madurado. Vuelve cuando quieras.

Si espectacular fue la subida hasta el collado más lo fue la bajada. Como siempre después de un subidón venían los bajadones donde había que tirar de bastones para cuidar nuestras rodillas. La Transpirenaica era así: un sube baja continuo.

Paramos a tomar unos frutos secos y disfrutar de aquel telón de fondo. Era increíble cómo cambiaba el paisaje de un valle a otro.


Hicimos un grupo de whatsapp para envío de fotografías. Chicho y "el Negre" (compañeros de batallas montañeras) ya estaban arrepentidos de no haber venido. Lo mejor de todo fue cuando Pilar reconoció que las fotos eran espectaculares preguntando a Chicho por qué no había venido. "¡Ahora me lo dices...!"  No tuvo más consuelo que darse cabezazos. Ambos prometieron venir el siguiente año.



¡Qué buenas carnes...!


Después de bajar y bajar, pasamos por las ruinas del refugio D'O Sabucar llegando finalmente a Guarrinza.  Cruzamos el río por un puente metálico hasta el parking donde habían unas mesas de piedra con unos bancos junto al cartel de... ¡una vía ferrata!. ¡Y yo sin disipador! Grrrrr. Todo no podía ser.




Este fue el punto acordado con el taxista. Me garantizó que había cobertura. Lo llamamos y en algo más de media hora estuvo recogiéndonos. Durante el camino comentamos con Miguel lo que nos había pasado con el alojamiento de Candanchú. Nos dijo que en Canfranc conocía  una casa rural que no estaba nada mal. Se nos iluminó el cielo cuando se comprometió a recogernos al finalizar la etapa del día siguiente. ¡Problema resuelto!


Tras unos 500 m de pista forestal en buen estado enlazamos con camino asfaltado que nos llevaría al albergue Borda Bisáltico a unos 12 km.  Quedamos el taxista a las 08:00 horas.

Esto era calidad. Nos quedamos asombrados al ver el albergue. Pintaba muy bien y enclavado en un lugar increíble. Volvería con mi family. No había nadie. Sólo para nosotros. El trato con los aragoneses el esperado: excepcional.


¡Tres camas! Claro, la de Diego quedó vacía. No era comparable a dormir sobre un aislante. Tras una larga ducha bajamos a cenar.



Mi cara habla por sí sola. Fuera dolores de espada. Ducharse y cenar así te dejaban nuevo.



De primero fue un plato de pasta contundente y de segundo churrasco con patatas. Diego, sólo por ésto debías haber venido. Nada de padecer con aquel hornillo tambaleante a punto de volcarse la sopa dentro de la tienda y con los calcetines a dos palmos para secarse. ¡Qué horror!





De postre tarta de queso y cuajada con miel. Todo casero por supuesto.


- ETAPA 2.- Guarrrinza - Candanchú (20 km 7h)

Dormimos largo y tendido. Tras el contundente desayuno salimos a recepción donde se hallaba Miguel esperando puntual. Nos montamos en la Citroën Yumpy y de nuevo a Guarrinza. ¡Pero qué lujo! Miguel se marchó pitando ya que tenía que realizar transporte escolar. Es común en el Pirineo que estos taxis de 9 plazas realicen este servicio.



Superamos el Valle de Guarrinza por una cómoda pista durante unos 7 km por la margen derecha del río.


Luismi caminando por la pista del Valle de Guarrinza  hacia Aguas Tuertas.


Sobre nuestras cabezas volaban unos 20 buitres que estaban dando cuenta a una vaca muerta. Dejaron de lado su comida esperando a que nos marchásemos.


Alcanzamos el collado atravesando esta valla para el ganado. Pasamos junto a un pequeño refugio y quedamos fascinados ante el valle que teníamos delante.


Estábamos en el Valle de Aguas Tuertas. El rio discurría por la planicie de aquel maravilloso lugar lentamente describiendo curvas caprichosas. El manto verde en el que pastaban caballos llegaba hasta el agua envolviendo sus orillas.

Tan sólo los caballos nos acompañaban. Eran los verdaderos habitantes de aquel paraíso de paz y tranquilidad. El silencio sobrecogía.


Las indicaciones eran prácticamente nulas. No había senda pero sabíamos que teníamos que seguir hasta el fondo del valle en dirección sureste. No queríamos irnos de allí.







No pudimos elegir mejor lugar para almorzar que sentados frente a aquellos caballos pastando.


Cruzamos el barrado d'A Rueda para ascender después al puerto de l'Escalé. Apretamos el ritmo en la subida al collado dirección Ibón d'Estanés hasta los casi 2000 m.




Bajando divisamos el Ibón d'Estanés. Ya empezamos a pensar en un baño.


¿Quién dijo miedo? Reanimaba a los muertos el agua. Nos metimos hasta tres veces intentando fallidamente grabarnos en vídeo.

Después del baño la senda del GR continuaba por territorio francés. En la foto de abajo señalando al país vecino.



  
Cruzamos y bosque de hayas y bajamos para volver a subir al cuello de Causiat. Ya en territorio aragonés un sendero nos llevó hasta la caseta del circuito de esquí de fondo.




Finalmente enlazamos con una pista hasta la estación de esquí. Como si fuésemos cronometrados Miguel apareció al mismo tiempo que nosotros en el parking.


¡De nuevo una cama!


Efectivamente el sitio no nos defraudó. No recuerdo el nombre, pero nos dieron de cenar genial. Era uno de esos establecimientos de pueblo que son casa rural a la vez del bar del pueblo y pequeño supermercado que tienen de todo.



- ETAPA 3.- Candanchú - Canal Roya - Sallent de Gállego (21,5 km 8h)

Puntual como siempre Miguel nos recogió para trasladarnos por última vez a la entrada de Candanchú (parte baja). Nos despedimos y nos hicimos el ánimo para salir del taxi y exponernos bajo la intensa lluvia.
Anduvimos unos metros por la parte izquierda de la carretera hasta encontrar el desvío en una curva. Continuamos por senda hasta enlazar con una pista forestal.



Bajo la lluvia llegamos hasta el desvío de Canal Roya. Tras pasar un merendero cruzamos un puente. Pasamos junto al refugio de Lacuars. Al fondo divisábamos las primeras nieves con preocupación. No contábamos con la nieve. El calzado no era el adecuado. Mis botas eran de gore-tex pero se habían roto y tenía los pies empapados.





Seguimos por el valle hasta llegar a la Rinconada. La nieve por las rodillas y nosotros con botas mediocres para la ocasión. La nieve puso la guinda a la jornada pero vimos peligrar la siguiente etapa. Al día siguiente abría que atravesar un collado a 2800 m. 




Una vez debajo de la Rinconada, daba la sensación que no habría continuidad sin alguna trepadilla, pero la senda zigzagueaba entre las paredes subiendo cómodamente. La nieve estaba blanda, caída la noche anterior. No hubo mayores problemas salvo mis botas.

 
La Transpirenaica no dejaba de sorprendernos, cuando creías haber visto el paisaje más bonito te encuentras con otrocomo el lago de Anayet con el Midi d'oseau al fondo. No sé las fotos que hicimos. Aquel lugar me fascinó.



La niebla hizo su aparición mientras comíamos. Quedamos envueltos por ella sin ver más allá de cinco metros. La senda estaba cubierta por la nieve al igual que las señales del GR. No llevábamos GPS.  Nos confundieron unas huellas que enseguida supimos que no íbamos por el camino correcto. Sacamos el mapa y tiramos de brújula. Bordeamos el lago localizando el collado por donde iniciamos el largo descenso hacia Formigal, más del que pensábamos. Sobre plano las distancias siempre engañan.


Cualquiera diría al verme en esta foto que tenía los pies entumecidos...
  
 

El Negre había apagado el móvil. Chicho estaba sin uñas. No se perdonaban estar allí con nosotros. A punto estuvieron de coger el coche y subir a Pirineos...


Fue una interminable bajada hasta las pistas junto al río que descendía desde Anayet formando numerosas cascadas. Al fondo estaba nuestro destino, pero más allá estaba el macizo de los Infiernos donde había un montón de nieve. ¡Otro imprevisto!. Si queríamos continuar habría que comprar botas nuevas. Las nuestras estaban a 800 km  no llegarían a tiempo.



Llegamos a los telesillas de las pistas y no había nadie. Completamente solos.



Bajamos un rato por la carretera hasta enlazar con una senda donde vimos las señales. Al fondo el macizo de los Infiernos cubiertos de nubes. Por allí pasaríamos al día siguiente.


Nos introducimos en un mar de piedras donde fuimos intuyendo el camino localizando con dificultad las marcas. Daba la sensación de estar caminando por Lanzarote. Estaba todo bastante confuso. La señalización malísima este año.


Vimos un pueblo pensando que era Sallent, pero no fue así. Era Formigal. Un pueblo con apartamentos y chalets que sólo tenía sentido en la temporada de esquí. Estaba solitario. No vimos a nadie. Aprovechamos para llamar al hotel Balaitus para preguntar si había alguna tienda especializada en montaña en Sallent. El recepcionista, muy amable nos dijo que había una pero estaba cerrada. Haría gestiones para localizar al dueño.  

                           

Seguimos carretera abajo en dirección a Sallent.



Finalmente divisamos Sallent de Gállego. Encontramos un atajo que bajaba directo al pueblo evitando las últimas curvas.



Una vez en el hotel, el recepcionista nos dijo que había localizado al dueño. Nos indicó como llegar. Al poco apareció Txenxo que nos abrió su tienda (Gorgol) que efectivamente era lo que buscábamos. Tenían todo tipo de material técnico de montaña. Ahora faltaba tener suerte con las tallas.Compramos unas Scarpa, unas Mammut y unas polainas que se me habían roto también. ¡Por todo lo alto!. A decir verdad no tuvimos elección. Nos hizo un buen descuento y ofreció la posibilidad de dejar nuestras botas para enviarlas por Seur a nuestro domicilio. Agradecimos a Txento el favor que nos hizo y salimos nunca mejor dicho como niños con botas nuevas.


Una vez duchados bajamos a cenar. No nos resistimos a las sugerencias del cocinero. Un maño muy majete. Mientras tanto esperamos tomando un buen vino de la tierra. Durante la cena terminamos la botella.



- ETAPA 4.- Sallent - Refugio Respomuso - Refugio Bachimaña (21 km 10h)

Nos levantamos a las 07:30 horas y bajamos a desayunar al buffet. Coincidimos con un grupo de montañeros cuyas edades rondaban entre los 55 y 60 años. Charlamos con ellos mientras desayunamos y nos dijeron que estaban hospedados  una semana haciendo rutas de un día por la zona, pero siempre volvían a cenar y dormir en el hotel. Nos pareció buena filosofía. En un par de décadas copiaríamos la idea. 


Sobre las 08:30 horas empezamos a caminar. Estábamos contentos con nuestra adquisición del día anterior pero preocupados por las posibles rozaduras al estrenar botas en una jornada tan larga. Yo no solía tener problemas pero Luismi era propenso a las ampollas como nadie. Salimos por la parte alta del pueblo hasta alcanzar la carretera continuando por ésta durante 2 km hasta un cruce que nos desviaba a la derecha por  pista forestal hacia el embalse de A Sarra.


Llegamos al parking unos km más arriba y vimos el coche de nuestros compañeros de hotel. Habían salido media hora antes y nosotros tardamos otra media en llegar a sus coches. Nos adentramos por una frondosa senda en el Valle de Tena por la ribera izquierda del río. Escuchábamos el agua bajar con fuerza por el fondo del valle. Finalmente dimos alcance a los madrileños. Nos miraron con asombro preguntándonos si nos había subido un taxi. Al decirles que no, fliparon. Cierto era que habíamos empezado fuerte. La jornada iba a ser larga y quisimos aprovechar las fuerzas que nos había dado el contundente desayuno. Nos hicieron la foto de rigor y nos despedimos.


Seguimos subiendo hacia el collado de San Martín.


Imagen de la senda por el Valle de Tena con el río a la derecha. El ruido del agua era ensordecedor.


Llegamos rapidísimo al embalse. Subimos a ese ritmo en el que uno disfruta cuando está fuerte.



Y tras pasar la presa, encontramos esta bella postal. Se me agotan los calificativos. Puede que sea una de las imágenes de las Transpirenaica que quedarán en mi memoria para siempre.


Llegamos al refugio de Respomuso a almorzar. ¡Qué gusto ver ondear juntas la bandera de aragonesa y la española! Esto no ocurriría en Cataluña. Estuvimos hablando con los chicos del refugio y les preguntamos si habría problemas para atravesar el collado de Tebarrai (2782 m). Nos comentaron que había mucha nieve. No había subido nadie y desconocían las condiciones. Seríamos los primeros. 

Al comentarles que nos dirigíamos al refugio de Piedra en Panticosa nos recomendaron que nos quedásemos en el refugio de Bachimaña, de reciente construcción y nos evitaría bajar hasta Panticosa para volver a subir al día siguiente. Anulamos la reserva telefónicamente y reservamos en Bachimaña.


Tomando un cortado antes de reanudar la marcha hacia Tebarrai. 





Con estas botas era otro cantar. Nos pusimos las polainas y proseguimos. La nieve estaba blanda. No haría falta piolet ni crampones. ¡Menos mal!



Dejando el primer lago a nuestra izquierda subimos por la pala de la derecha hacia el fondo del valle, donde estaba el pequeño cuello de Tebarrai. Único lugar por donde cruzar hacia Bachimaña.

Esta nieve inesperada puso la guinda a la ruta aunque incrementase sustancialmente nuestro presupuesto con la compra de las botas.




La cosa se empinaba de lo lindo.

 

Llegando al collado los bastones se clavaban hasta la empuñadura. Habría un metro de nieve. Los últimos metros fueron duros. Abrir huella con esa pendiente y nieve tan blanda implicaba mucho esfuerzo. Con aquella pendiente de unos 45º y la nieve helada nos habría tocado abortar el paso.


Pero no fue así. Llegamos al cuello, también llamado collado de Piedrafita, donde de nuevo nos esperaba otra espectacular panorámica de los Infiernos e ibón de Tebarrai.


Permanecimos una media hora admirando aquel espectáculo de la naturaleza. Decidimos hacer un "yaque" al Pico Tebarrai. No era un 3000 pero casi.

 




Luismi ascendiendo al pico Tebarrai.

 

Espectacular foto llegando a la cima. Foto que tengo en mi blog y durante mucho tiempo estuvo en mi perfil de whatsapp. Gracias Luismi por este fotón. Y eso que fue con un móvil...



Al fondo se divisa el collado de los Infiernos por donde pasaríamos una hora más tarde.



¡Qué belleza el ibón de Tebarrai!



Cima de los Infiernos al fondo. Con tan sólo 14 años ascendí allí arriba unas navidades.



Comiendo en el collado de los Infiernos. Al fondo el pico Tebarrai. Todas aquellas paradas retrasarían nuestra jornada, pero no era para menos. No te cansabas de admirar aquello. El tiempo era buenísimo y viendo nulo. Poca gente habrá dado un trago de vino en un sitio tan singular.

 

Bajando del collado hacia los ibones azules de los Infiernos.

  


Esta foto tan simpática la tengo en mi taquilla del trabajo. ¡Qué recuerdos! La idea era mirar ambos hacia delante, pero a Luismi le gusta hacer siempre el payasete.



La senda se hallaba cubierta bajo la nieve. De vez en cuando veíamos alguna marca como en la fotografía.
Al fondo se divisaba el tejado del refugio de Bachimaña. Nos perdimos en los ibones con el mismo nombre siguiendo las señales de otro GR. Como la ruta no era lo bastante larga, la hicimos 1,5 horas más todavía.


Cruzamos por encima de la presa y ya estuvimos en el refugio. Al entrar nos quedamos alucinados. No había estado en nada parecido. Todo completamente nuevo. Un lujo en aquellas alturas. Habitaciones con 6 camas, baño con ducha, taquillas y calefacción en la habitación. ¡Una pasada!


Foto realizada desde el helipuerto. Hubo que salir después de cenar para hablar con las chicas ya que era el único punto donde había cobertura.


Estábamos solos. Tan sólo había en el refugio un pastor francés que estaba buscando parte de su ganado perdido.



Fue todo un acierto no bajar a Panticosa. Desde la construcción del refugio de Bachimaña pretenden desviar el GR-11 evitando Panticosa a través de unos pequeños túneles de canalización antigua de agua desde la presa a Panticosa ya en desuso. 

- ETAPA 5.- Refugio de Bachimaña - San Nicolás de Bujaruelo. (20 km 10h)

Compartimos desayuno con el pastor, que amablemente se brindó a acompañarnos los primeros cientos de metros ya que la señalización era algo confusa. Cuando localizó sus ovejas nos indicó que continuásemos por la canalización. Más adelante veríamos señales del GR.


Fue necesario utilizar nuestros frontales en el interior de los túneles para evitar alguna torcedura o coscorrón.


Panticosa al fondo. Se aprecia el desnivel que nos ahorramos.



Tras salir de los túneles atravesamos unos pedregales encontrando señales. Subimos al puerto Biello, divisoria de las cuencas de los ríos Gallego y Ara. Desde aquí divisamos al fondo otra bella postal.


Descendimos saltando entre grandes bloques de granito hasta llegar a los Ibones de Batans.



Después del bajadón junto al río Ara enlazamos con el herboso valle, plagado de marmotas juguetonas y escurridizas, que no se dejaban fotografiar. Aprovechamos para comer. Antes del poste empezó a llover.




Imagen de Diego... jajaja


Llegamos al valle de Ara, que tras un tramo de senda enlazamos con pista hasta Bujaruelo.




Una hora más tarde llegamos al puente romano de San Nicolás de Bujaruelo.



Entramos en el refugio para preguntar cuánto quedaba para el camping. Nos dijeron que podríamos ir por la pista más rápido pero más monótona, que iba por la margen derecha del rio o bien por la senda que iba por su izquierda, mucho más bonita. Optamos por la senda por supuesto.





Seguimos por ella hasta un puente metálico que atravesaba el río Ara al camping Valle de Bujaruelo.



De nuevo una cama. Y la de Diego vacía.


Durante la cena Luismi se jactaba de mi forma de comer los espaguetis (con cuchara y tenedor). Yo sin embargo me reía de sus chupetones dándoles los últimos hasta en la frente. Desde luego más ruidoso y menos decoroso, pero no hubo forma de convencerlo.

Es que cuando tomo dos copas de vino se  me pone cara de tontorrón como ninguno. Luismi que lo sabe no hace más que llenármela.


- ETAPA 6.- Camping Valle de Bujaruelo - Refugio de Góriz. (20 km 7h)

Ya habían transcurrido 6 días. El tiempo transcurre rapidísimo cuando lo pasas bien. Desayunamos viendo llover a través de la ventana. Cruzamos de nuevo el puente sobre el río Ara y seguimos por la senda con nuestro equipo de lluvia.



La senda volvió a cruzar el río más adelante a la margen derecha del río, ganando altura con unas vistas espectaculares. La verdad es que me sorprendió esta ruta. Cuando estuve años atrás bajaba andando por la pista a Torla, desconocedor de ella.


Llegamos al puente de los Navarros. El agua del río bajaba con tal fuerza que mejor no caerse. ¡Dios cuánta agua!


Empezamos valle arriba dirección a Ordesa. El tramo desde el puente de los Navarros hasta el parking donde se dejan los coches bien mereció la pena, otro tramo que desconocía.


Luismi retirando un árbol que nos molestaba en el camino. Jajaja


¡Cuánta agua! ¡Qué barbaridad! Había estado dos veces en Ordesa, pero siempre en verano. El caudal del agua era increíble y ensordecedor.



Alargaríamos la ruta casi dos horas más de las fotos que hicimos. No dejábamos una cascada sin ver. Pensamos en hacer unos largos contracorriente pero se nos haría tarde... jajaja


Cruzamos el Bosque de las Hayas.


Bajaba tanta agua que las Gradas de Suaso apenas se distinguían sus escalones. Era un rápido de agua. ¡Qué brutalidad!





Llegando a la Cola de Caballo con Monte Perdido al fondo.



Caía agua por todos los lados. Cascadas y cascadas de agua. Ríos que parecían nacer del cielo bajaban a ambos lados del grandioso valle de Ordesa.



Llegamos al Rincón de Suaso donde estaba la Cola de Caballo. No te escuchabas al hablar del ruido que hacía.


Aprovechamos para dar un bocado fascinados por aquel espectáculo. El tiempo se cerraba cada vez más.




Evidentemente no dudamos en subir por las clavijas.



Sin duda el sitio más bonito y espectacular de nuestro país.


Una vez arriba de las clavijas, donde seguían cayendo chorros de agua por todos los lados.



 

Poco después llegamos al emblemático refugio de Góriz.




Estaban en obras de ampliación. No es para menos con la demanda que tiene.



Nos asignaron mesa donde compartimos cena con dos vascos, un alemán, un neoyorkino y nosotros los alicantinos. El menú fue el típico de los refugios de montaña: lentejas y carne estofada. ¡Buenísimo! Los vascos se pidieron vino y nos ofrecieron un vaso. La siguiente la pedimos nosotros y a continuación el americano y el alemán. Así fue rompiéndose el hielo terminando como amigos de toda la vida.


La cosa e fue animando. Sólo había que los coloretes del norteamericano. Jajaja. Estaba encantado con España, sus gentes y la comida. La bebida era evidente. Le preguntamos cómo andaba por aquí teniendo los espectaculares parques nacionales de Norteamérica como Yellowstone, Yosemite... Nos dijo que esto era precioso y que sin duda volvería. Por cierto, vivía a las afueras de New York y trabajaba en Manhattan. Tardaba 3 horas en tren por trayecto. Ufff!!


No pudo ser un Gin-tonic claro. Estábamos en un refugio de montaña, por lo que compartimos otra de vino.


A las 22:00 h y se apagaron las luces. Toque de silencio. Salimos fuera del refugio los que nos negábamos ir a la cama. El encargado del refugio se puso a tocar la armónica formando un corrillo en la puerta del refugio dándole a la noche un punto mágico. Noche montañera donde las halla.

Quién nos iba a decir que pasaríamos una noche así en Góriz entre desconocidos. Eso sí, nos unía una pasión: La montaña

Pasada la media noche nos fuimos a la cama. Todos dormían. Nos entró una risa tonta cuando a Luismi se le escapó un sonoro "pedete". ¡Qué vergüenza ahora que lo escribo! Nos hicieron callar y con razón. Nos metimos en el saco y al poco dormíamos profundamente.

- ETAPA 7.- Refugio de Góriz - Refugio de Pineta (11 km 10,30h)

Choca bastante ver la distancia y luego el tiempo estimado en la guía. Por eso, cuando la gente me pregunta por los kilómetros diarios que hacemos le digo que nada tiene que vez con un Camino de Santiago. La etapa de hoy era un ejemplo claro. 11 km en llano los haríamos en un par de horas como mucho y fueron finalmente 09:00 horas.
Después de desayunar nos despedimos de los vascos y el alemán. El americano dormía la mona.

A las 08:00 horas comenzamos a caminar por una senda dirección sureste hacia la Collata de Arrablo. Era el paso entre Ordesa y Añisclo.


Descendimos el Valle de Ribereta Arrablo por una senda en ocasiones muy algo escarpada, debiendo utilizar las manos. Siguiendo las señales se zigzaguea sin problemas. Con niebla sería otro cantar. Espectacular opción este itinerario del GR-11, poco transitada llevándose todos los méritos la ascensión a Monte Perdido. Qué valle tan bonito y solitario. Desembocamos en Balliñisclo perdiendo mucho desnivel.


Una vez abajo vimos todo el valle de Añisclo por el que descendía escalonadamente el río, formando preciosas cascadas y por el que teníamos que subir.


Subimos todo el valle ante la atenta mirada de los rebecos que subían por las escarpadas paredes con una facilidad asombrosa. Eran los verdaderos habitantes de aquel rincón del Pirineo. Nosotros éramos los extraños. Vaya sudada en la subidita hasta el collado de Añisclo. Para postre Luismi perdió la braga y bajó unos cientos de metros para después volver corriendo.



En esta foto se aprecia la subida por el valle de Añisclo.


Subiríamos por la margen derecha del río hasta el final, donde hacia la derecha encontraríamos el espectacular mirador.



Llegando al collado aparecieron las nieves de la norte del Perdido a nuestra izquierda. ¡Qué pena no tener más tiempo para subirla! Otra cita pendiente.


En el collado de Añisclo con el valle de Pineta al fondo. Grandioso también. ¡Qué vistas!


                           

Allí abajo, junto al río estaba nuestro destino: El refugio de Pineta. Parecía que estaba ahí si, pues fue lo más duro de la jornada y del todo el viaje. Aquel bajadón fue infernal e interminable.


De nuevo a tirar de bastones...



Es un terreno super escarpado donde tuvimos que ir muy atentos a las señales. Por cualquier otro lugar habría sido imposible bajar. Más vale ir atentos.



Ufff!!! Hasta el gorro!!! Esto no acaba. Parece que está ahí el refugio pero nunca llegamos...




Por fin en el rio Cinca. Iba crecidito por lo que hubo que descalzarse para cruzar al otro margen. Estábamos a unos cientos de metros del refugio, pero antes, había que hacer unas últimas fotos.




Al fondo las cascadas del Cinca. Un alivio para mis rodillas aquel agua fría.



¡Objetivo conseguido! Alegría pero también un poquito de tristeza. Habría que esperar un año. Lo haríamos acompañados por los ilicitanos.


- DÍA 8.- Viaje a Zaragoza.

Fue el día que más tuvimos que madrugar. Dejamos la cuenta pagada y nos prepararon el desayuno. A las 06:30 horas nos recogería el taxi para llevarnos a Bielsa. El bus hacia Ainsa salía a las 07:00 horas.



Fue largo y engorroso llegar hasta la capital maña. Desde Bielsa subimos el Bus, que realmente era una Transporter hasta Ainsa. Aquí otro bus hasta Barbastro, es decir, otra Volkswagen. Luego a Huesca y finalmente a Zaragoza en bus. A las 15:00 h llegamos a Zaragoza. Dejamos los bártulos en el hotel y nos fuimos sin dilación al Pilar. 

En la Plaza del Pilar con la Seo al fondo.



Ocho días solos eran demasiado. Estábamos carentes de cariño. No nos pudimos resistir a flirtear con aquellas chicas. Un  poco frías sí que eran, todo hay que decirlo...




Luismi en un pura sangre. Cualquiera le decía que no... jajaja. Cuando lo lea me mata. Le prometí no colgar la foto. jajaja

Para reponer las fuerzas perdidas, aunque a decir verdad no comimos nada mal este año, localizamos un buffet donde nos pusimos las botas. Dejaríamos la calle El Tubo (típica zona de bares y tascas muy conocida en Zaragoza) para la noche.

Luismi en la fuente de chocolate,..


Uno es educado y simpático con aquella señora que comía en la mesa de al lado y mi amigo, por decir algo, nos hace una foto diciendo que la tenía rota... ¡Menudo cabroncete!


Después de comer nos marchamos a visitar el Palacio de la Alfajería.



Cuando cayó la tarde..., a la calle El Tubo. Localizamos el bar recomendado por la recepcionista del hotel. ¡Jo, qué bueno todo!


Al ser entre semana tampoco había ambiente después de cenar. También estábamos cansados, así que nos fuimos pronto a dormir.
A la mañana siguiente dimos otra vuelta por la Plaza del Pilar y alrededores. Visitamos el mercado, compramos unas frutas de Aragón y nos fuimos a la impresionante estación de tren y autobuses de Zaragoza, construida tras la Expo.


Comimos un menú mediocre y caro y esperamos la salida de nuestro autobús.


El viaje de retorno a Alicante lo hicimos en autocares de la empresa Jiménez. Nada tenían que ver con los de Bilman Bus. Muy viejos e incómodos por no hablar del hedor que desprendían algunos pasajeros. A las 23:00 horas llegamos a Alicante donde nos fundimos en un fuerte abrazo con nuestras chichas.

A las 06:00 horas del día siguiente teníamos que trabajar. ¡Esto era aprovechar el tiempo!

Fin del viaje.